Mucho antes de que la post-modernidad diera cumplida cuenta de la
modernidad, los genios, con su arte, manifestaban el desengaño que proporcionaba el progreso, el desengaño de todo ese sentido que se imponía a pasos agigantados en todas las esferas de la vida del hombre, en definitiva, el desengaño del progreso. El romanticismo, como bien sabemos, después de 20 siglos de continuo vaciamiento de la vida, de la continua cosificación del propio hombre, y en un último intento de salvar algo, algunas migajas, a través del subjetivismo que lo caracteriza trató de rellenar toda creación de sentimiento profundamente humano. Pero era ya una batalla perdida. Beethoven, con su peculiar manera de ser, mostraba la impotencia.
En las reflexiones sobre estética de Theodor Wiesengrund Adorno la música ocupa un lugar fundamental. En cierto modo, y utilizando terminología hegeliana, su vida fue una continua disputa dialéctica entre las dos disciplinas que trabajó y dominó, la filosofía y la música, y a las que en ningún momento renunció a lo largo de toda su vida. Es así como en su pensamiento encontramos numerosas y valiosas reflexiones sobre la música que nos hacen suponer que ésta se halla en el centro de sus pensamientos y sobre cuya estructura parece haber elaborado su teoría estética general. En concreto, en atención a la música, escribió numerosos ensayos que culminaron en su síntesis teórica: Teoría Estética 1 , publicada incompleta y póstumamente en 1970. La Teoría Estética es una reflexión sobre la propia estética como disciplina y en la que Adorno se plantea la posibilidad de salvarla de la precaria situación en la que se encuentra en una época concreta, la de las vanguardias históricas, los mass-medi...
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