En este punto conviene distinguir entre el uso público y el uso privado de la razón. Lo que caracteriza a todas las disciplinas atléticas es que son públicas, es decir, que todo el mundo puede tener acceso a ellas siempre y cuando cumpla con una normativa vigente que asegura su subsistencia. Pasa lo mismo con los espacios públicos. Yo puedo ir al parque libremente a pasar el rato siempre y cuando no vaya tirando desperdicios, me pasee "en pelotas" o vaya insultando a la gente. Es en ese momento cuando estoy haciendo un uso privado de algo que es público, el parque. Lo que la norma impone, insisto, son los medios necesarios para que sea posible el uso público de un espacio, y eso no significa que todos vayamos al parque a hacer lo mismo, unos leen, otros pasean, los niños saltan y corren, los padres charlan... para cada uno el parque ocupa un lugar en su red de significaciones, de tal manera que, como ha sido habitual en el pasado más reciente, ciertas políticas de destrucción del espacio público aderezadas con razones de tipo exclusivamente económico, han causado cierto turbación y malestar entre el ciudadano de "a pie" por la sencilla razón de que ven como su objeto fetiche desaparece, y con él todo su mundo laboriosamente conformado. La pregunta que nos hacemos es si en verdad, cuando decidimos convertir un parque en una manzana de viviendas, se está haciendo un uso público de la razón o un uso privado. La respuesta, hoy en día, parece dar la razón a los que insinuaban que detrás de tanto "meneo urbanístico" había un uso privado de la razón, el de todos esos que se han llenado los bolsillos de "perras".
Es posible incorporar esta analogía a la prueba de los 50 km marcha. Podemos considerarla como un lugar público, sometido a unas reglas de uso, incluidas las mínimas, susceptibles, eso sí, de ser modificadas. Cuando se decide suprimir esa prueba por otra de menor distancia debemos pensar si estamos haciendo un uso público o privado de la razón, porque en realidad estamos transformando un espacio público en otro distinto y la red de significaciones que conformada a través de ese espacio puede quedar invalidada.
Pero, ¿merece la pena ponernos tan serios cuando todo el mundo sabe que en esto de la marcha los garbanzos están contados?
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