
El primer momento tiene un carácter objetivo. El compositor toma consciencia de cuáles son
los materiales que va a utilizar en su obra. En este sentido, el nacionalismo
musical español toma como fuente las melodías, ritmos y armonías típicas de su
cultura. En algunos casos, esa consciencia llega de la mano de una recopilación
exhaustiva de materiales de la música patria popular, y en otros, menos
comprometidos en cierto modo, lo resuelven con una simple cita de algún elemento
material y la consiguiente adaptación a los medios o procedimientos
interpretativos hegemónicos del periodo. Este momento tiene un carácter
objetivo en el sentido de que el compositor experimenta esos materiales que va
a utilizar en su obra como externos a él. Hablamos de una objetividad externalizada ya que no es sostenida por un sujeto de
carne y hueso, sino por un Universal o Idea, como lo es “el pueblo”, “la
patria”, “la democracia”, “la comunidad”, etc…
El segundo momento da un brusco viraje a la
subjetividad. Este desvío se produce cuando nos hacemos conscientes de que esos
materiales asumidos no terminan de funcionar, es decir, de hegemonizar el
espacio musical. Esa frustración puede generar en el sujeto la necesidad de afrontar
directamente el problema, el de asumir que hay que conquistar a pulso ese área
hegemónica. El ser consciente de la necesidad de lucha es algo plenamente
subjetivo, es decir, no está arraigado en elementos objetivos, pero sí anhela
esa objetividad. En este sentido, encontramos un profundo interés en los
compositores en encontrar los fundamentos últimos de los recursos materiales
que quiere utilizar, su origen, evolución, con el fin de encontrar en ellos un soporte
sólido que legitime, en cierto modo, su apuesta. También en este caso, el
compositor experimenta esa objetividad como externa pero, en vez de la
objetividad de los recursos materiales como en el primer momento, ahora
hablamos de la legitimación (subjetiva) de estos: alguien, la autoridad (la
historia, la ciencia, Dios…) certifica la autenticidad de estos recursos
materiales, por lo tanto, sería más preciso hablar de una subjetivación externalizada.
El tercer momento se inicia con un proceso, ahora
sí, de internalización de la objetividad
por parte del sujeto. Los nuevos materiales ya no están ahí fuera al alcance
del que quiera tomarlos, sino que son nuevos materiales mediados por un sujeto,
es decir, que tienen nombre y apellidos. Esos nuevos materiales remiten a un
compositor que es el que los ha elaborado y, en cierta medida, tratan de
integrarse en el espacio musical hegemónico para completarlo. Por tanto, la
internalización de la objetividad supone que ésta se la nombra como a un sujeto
concreto, que es precisamente el que la sostiene[1]. Esta
fase suele considerarse como relativista, y es por eso, porque son los sujetos
los que sostienen esa objetividad, y esto da pie a que cada sujeto soporte tipos
diferentes de objetividad.
El cuarto momento cierra el círculo de los cuatro elementos
sobre los que se articularía un estilo artístico, o en nuestro caso, el estilo
del nacionalismo musical español de principios de siglo XX. En este momento, el
compositor toma partido por una o varias objetividades internalizadas, o sea,
subjetiviza la objetividad internalizada, pero trasponiéndola en un nivel
superior, un universal, una idea o estilo. Sin esa transposición la objetividad
internalizada no podría ser subjetivizada, sino sólo reiterada, repetida. Por
ejemplo, Manuel de Falla toma a Debussy no para hacer música como Debusssy,
sino para conformar un estilo que va más allá de Debussy y de él mismo, un
estilo musical propio, lo que venimos en llamar nacionalismo musical español de
principios de siglo XX. Manuel de Falla no podría ser nunca otra vez Debusssy.
Pero para ello se necesita la mediación del Universal, de la Idea, del Estilo. En
este sentido, hablamos de subjetivación
internalizada en la medida de que el compositor actúa en nombre de un
Universal o Idea que es la que lo va a sostener como sujeto autónomo.
[1] La objetividad externalizada,
como hemos dicho antes, no la sostiene un sujeto de carne y hueso, sino un
Universal o Idea, como lo es “el pueblo”, “la patria”, “la democracia”, “la comunidad”,
etc…
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