Una de las funciones básicas de todo creador será la de dar a su obra su tempo; en sus manos está, pues, inscribir su creación en el torrente de la cotidianeidad, de la realidad vivida, imprimirle su temporalidad. Tempi hay muchos y variados al alcance del artista, pero el tempo giusto es único, pertenece a la obra misma, va unido, inseparablemente a ella como el botón a su camisa.
En muchos casos, el propio creador tiene sus dudas a la hora de indicar el tempo giusto de su obra. No es tarea fácil el cosificar algo tan intangible, tan enigmático. En esto siempre vamos a tientas, y las ideas preconcebidas, nuestra idealidad, puede encaminarnos a acelerar o decelerar los tempi.
En muchos casos, el propio creador tiene sus dudas a la hora de indicar el tempo giusto de su obra. No es tarea fácil el cosificar algo tan intangible, tan enigmático. En esto siempre vamos a tientas, y las ideas preconcebidas, nuestra idealidad, puede encaminarnos a acelerar o decelerar los tempi.
La aceleración de los tempi viene determinada fundamentalmente por considerar la temporalidad de manera lineal. La síncopa, con su eterno desplazamiento del punto de apoyo, es el paradigma musical de esa linealidad basado en el eterno dejar para mañana, resolver para más adelante. En el cine, también hay muchos ejemplos de sincopación, de pérdida de los puntos de apoyo, del anclaje de los personajes. Es así que los momentos en que salen éstos a la luz, las escenas, remiten a fragmentos aislados de sus vidas, quedando ocultos muchos otros. Como en la síncopa, esos fragmentos vitales aislados son acentuados en demasía buscando esa fuerza que los devuelva a la tierra, a la realidad, y hacen acrecentar la ansiedad, la necesidad de un fin, de una meta. Entra en escena la idealización: salvación, conquista, liberación...
Ya en escena la idealización, la temporalidad es asumida como una imperfección, por lo caótico, por lo diverso, por las múltiples posibilidades que se nos pueden mostrar en el decurso de la vida. El azar es anulado a toda costa o, cuanto menos, depurado, de tal manera que no interfiera en el objetivo final proyectado.
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