En el mundo del arte podemos distinguir 2 grandes momentos: el objetivo y el subjetivo. Estos momentos se pueden manifestar en muchos niveles o estratos. Pensemos, por ejemplo, en el nivel histórico -clásico/romántico-, en el nivel espiritual -contemplación/búsqueda- o en el nivel práctico -tradición/novedad. Pero hay que tener en cuenta que no son momentos aislados, entes independientes que acaparan la totalidad de la obra. No existe obra objetiva, ni obra subjetiva en un sentido puro. Todo lo contrario, los diferentes estratos, con sus respectivos momentos, mantienen unas relaciones muy complejas en una misma obra de arte. Así, desde el punto de vista analítico, siempre podremos descubrir en una misma obra de arte tanto lo objetivo como lo subjetivo. En cualquier caso, las obras de arte siempre muestran una tendencia, una inclinación especial, hacia uno de esos momentos. Al igual que siempre que lanzamos una moneda nos sale cara o cruz, la obra de arte, en su manifestarse, nos puede ...