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Mostrando entradas de 2013

Momento de verdad... 2

¿Qué es un momento de verdad? Aquel en el que una persona se ve obligado a tomar una decisión crucial, o sea, romper con todo lo anterior o abandonarse al poder que trata de ponerle unos grilletes. El momento de verdad es el lugar donde uno mismo se juega su dignidad: o todo o nada. La primera opción exige la disciplina y el sufrimiento del que tiene que construir en un medio incierto, donde no hay ley y él mismo se la debe de imponer para poder sobrevivir. Con la segunda opción el hombre sucumbe a las leyes de otros, a las leyes escritas, es por ello que la disciplina es una simple sumisión, un dejarse llevar. El momento de verdad aflora cuando los esquemas que organizan nuestra vida pierden su funcionalidad, dejan de ser una estructura sólida donde poder articular los diferentes modos de relacionarse con la realidad. Es en esos momentos, en los que la estructura pierde la solidez necesaria, y los diferentes modos reclaman una seguridad estructural, que no es más

L'art pour l'art

Converso con mi amigo Isidoro Villena sobre la responsabilidad del artista en relación a su obra. ¿Existe un compromiso tácito entre el artista y la sociedad en que se mueve en el sentido que toda creación debe servir para mejorar a los miembros de esa sociedad o grupo humano? Este es uno de los asuntos en los que estamos enfangados a propósito de la 7ª Sinfonía de Shostakovich. Me topo con Nietzsche y su Crepúsculo de los ídolos (Alianza Editorial,1973).  Es claro al respecto: la lucha contra la finalidad en el arte es siempre una lucha contra la tendencia moralizante en el arte, contra su subordinación a la moral (pg. 101). Lo que Nietzsche trata de hacernos ver es que cualquier intento de hacer mejorar al hombre mediante el arte, hacerlo más bueno, más amable, más humano, es un sinsentido que oculta el adoctrinamiento más soez y vulgar. Además, el que no mejore al hombre no puede significar nunca que el arte no tenga ninguna otra finalidad. Así pues, l'art pour l'art

Beethoven como síntoma

Mucho antes de que la post-modernidad diera cumplida cuenta de la modernidad, los genios, con su arte, manifestaban el desengaño que proporcionaba el progreso, el desengaño de todo ese sentido que se imponía a pasos agigantados en todas las esferas de la vida del hombre, en definitiva, el desengaño del progreso. El romanticismo, como bien sabemos, después de 20 siglos de continuo vaciamiento de la vida, de la continua cosificación del propio hombre, y en un último intento de salvar algo, algunas migajas, a través del subjetivismo que lo caracteriza trató de rellenar toda creación de sentimiento profundamente humano. Pero era ya una batalla perdida. Beethoven, con su peculiar manera de ser, mostraba la impotencia.

De vuelta a lo público... y a lo privado

Lo público hace referencia a lo perteneciente a todo el pueblo. Pero, ¿qué es pueblo? El pueblo en sí no es nada. Como idea, se diluye como un azucarillo cada vez que tratamos de asirlo, de cercarlo, de marcar su territorio. En definitiva, el pueblo termina siendo la Nada, como imposibilidad de hacerse, de concretarse, como imposibilidad de concepto. En este sentido, la razón pública hace referencia al resto, a las sobras, a lo que queda inutilizado en cualquier acto de formalización.  Lo curioso es que lo sobrante no queda ahí inerte esperando una nueva oportunidad de ser utilizado para algo, sino que tiende a emerger entre los resquicios que deja todo proceso de formalización. El grado de formalización, o sea, su intensidad y alcance, determinará la presión con la que ese resto no formalizado tratará de escapar, de salir a la luz. Por ejemplo, si la formalización ha sido chapucera, la presión que se ejerce sobre lo no formalizado será poca, y por lo tanto, la violencia con la

50 km... y 5

Después de todo lo escrito me vuelvo a preguntar si vale la pena tomarse el asunto, el del cambio de distancia del nacional de invierno, tan en serio. Sin duda, poco importa al mundo lo que yo haga, fetiches hay muchos, y capacidad para volver a asignar nuevos sentidos a nuevos fetiches más, esto es consustancial a ser humano. En fin, ¡baraja!, y a otro tema que se hace tarde.

50 km... 4

Hay otra regla que también sufre los accesos de la razón privada. Es la de la flexión: La pierna que avanza debe estar recta, (es decir, no doblada por la rodilla) desde el momento del primer contacto con el suelo hasta que se halle en posición vertical. Pero antes volvamos al parque de la segunda entrega . Ya hicimos hincapié en la necesidad de unas normas que aseguren la subsistencia de los espacios públicos: no cagarse en el fuente , no pasear en pelotas, etc ... normas que ofrecen un marco para que el parque sea utilizado por todos de una manera razonable. Pensemos ahora en una pelota. Todos sabemos lo molesto que puede resultar la pelota en un parque en los pies o en las manos de unos chavales más o menos crecidos. El temor de los ancianos que toman el fresco está más que fundado. Una de las soluciones es incorporar en la normativa esa prohibición, la de usar la pelota en un parque. Pero en ese momento ya estás prohibiendo cualquier tipo de uso de la pelota e, irremediablemen

50 km... 3

Que todas las disciplinas atléticas no son iguales es afirmar una obviedad. La mía, es sin duda la menos popular. Somos, ciertamente, muy pocos los que la practicamos, y esto es, sin duda, un gran problema. Hoy en día, cuando no se tiene clientela termina siendo subvencionado, en el sentido más amplio del término. El atletismo en general lo es, pero una de sus disciplinas, el fondo en ruta, por su especificidad, escapa de esa necesidad apremiante de auxilio económico. Ya sabemos que cualquier carrera popular puede costearse por si misma con las cuotas de los propios atletas. Sin duda, una cosa es correr y otra marchar. Aunque mantengan semejanzas en cuanto las distancias, son pruebas de fondo, el espíritu ilustrado las ha tratado con desigual fortuna. La marcha, que se supone que empieza cuando termina el Maratón, no se adecuaba al formato Olímpico, o en términos artísticos, tenía una difícil cabida en el museo del deporte. La solución, como viene siendo habitual, era reducir las di

50 km... 2

En este punto conviene distinguir entre el uso público y el uso privado de la razón. Lo que caracteriza a todas las disciplinas atléticas es que son públicas, es decir, que todo el mundo puede tener acceso a ellas siempre y cuando cumpla con una normativa vigente que asegura su subsistencia. Pasa lo mismo con los espacios públicos. Yo puedo ir al parque libremente a pasar el rato siempre y cuando no vaya tirando desperdicios, me pasee "en pelotas" o vaya insultando a la gente. Es en ese momento cuando estoy haciendo un uso privado de algo que es público, el parque. Lo que la norma impone, insisto, son los medios necesarios para que sea posible el uso público de un espacio, y eso no significa que todos vayamos al parque a hacer lo mismo, unos leen, otros pasean, los  niños saltan y corren, los padres charlan... para cada uno el parque ocupa un lugar en su red de significaciones, de tal manera que, como ha sido habitual en el pasado más reciente, ciertas políticas de destrucci

50 km... 1

Los 50 km marcha. No tengo que insistir en que es una disciplina atlética, entre otras, que mantiene unas peculiaridades, como también las tiene cualquier disciplina. Desde el punto de vista del idealismo, el conjunto de esas peculiaridades conforman la idea de "50 km marcha" como disciplina, en definitiva, su concreción en el mundo fenomenológico que nos rodea. La prueba está ahí, y queda definida por unos atributos, ni más ni menos, que hacen que cualquier persona, emisor, pueda referirse a ella y pueda ser entendido por los demás, los receptores. Todo esto parece muy evidente, y lo es. El problema es que en cualquier acto comunicativo, en el que dos personas tratan de ponerse de acuerdo sobre cualquier tema, esa evidencia va perdiendo nitidez. La causa, supongo, es que la idea de esto o de aquello no es tan ideal, no remite necesariamente a unos atributos objetivos que lo conforman. En cierto modo, esos atributos existen pero sólo como insinuación, como punto de part

Usos del pesimismo de Roger Scruton … (Sobre la falacia de los nacidos en libertad)

Seguimos con la discusión sobre el estatuto ontológico de la libertad. ¿Qué son primero, las instituciones o el individuo? ¿Nacemos libres, independientemente de las leyes hegemónicas, o no, luego el asumir esas leyes es condición necesaria para poder obtener nuestra libertad? Quizás comience a partir de una simplificación bastante forzada, pero me remito al libro de Roger Scruton, Usos del Pesimismo , y más concretamente a su capítulo 3, sobre la falacia de los “nacidos en libertad”. Para Scruton, gran parte de los problemas de la sociedad actual, de nuestra Europa más concretamente, proviene de haber asumido a pies puntillas la idea rousseauniana de que la libertad del hombre es lo que queda cuando retiramos todas las instituciones, restricciones, leyes y jerarquías. Según él, esta idea ha ido poco a poco ganando peso en la política, en la educación, en la filosofía del arte, y es una de las causantes del estado crisis política, económica y moral que invade a Europa en la act

Y tú, ¿entras o sales?

Momento de verdad : fisura en el devenir diario de la biografía del hombre debida a numerosas y diferentes causas. Esa fisura es condición necesaria para que el hombre pueda, a la vez, desarrollar su propia biografía, de escribir su propia historia. La fisura, como instancia generadora de sentido, se caracteriza por su positividad. El momento de verdad se caracteriza por causar en las personas una especie de turbación, de excitación de los afectos. Todos los afectos imaginables, la ira, el asco, el arrepentimiento, la compasión, incluso la risa, son las respuestas del hombre ante cualquier momento de verdad. Antiguamente, en los tiempos de nuestros tatarabuelos Platon y Aristóteles donde se tenía muy claro en qué consistía la verdad de ese momento de verdad, se invertía mucho tiempo en la educación afectiva de las personas, se hacía especial hincapié en qué tipo de música debía escucharse, o actividad realizarse, para desarrollar este o aquel afecto, aquel que se sabía correspondía

Miniaturas... 23

" La pregunta es si esa cultura china interesa al Régimen, volcado en su propia estrategia desarrollista que ya ha dado suficientes muestras de no respetar el patrimonio artístico de una cultura milenaria. ¿Por qué, entonces, habrían de preocuparse del de otros ", culmina el artículo .  Es muy normal en los librepensadores occidentales el olvido de que Occidente se alza sobre una cultura milenaria que ha sido borrada del mapa. ¿Cuándo nos hemos preocupado por los Otros, por los cercanos y por los lejanos? ¿No estábamos y estamos en ello, en el progreso? ¿Qué hemos hecho nosotros para que esos retratos de Warhol sean considerados arte sino acabar con todo nuestro pasado? El clasicismo, con Mozart a la cabeza, flor de un día. Bach, más de lo mismo. ¿Qué hubiera pensado Mozart de la música culta actual? ¿Qué hubiera pensado esa cultura milenaria china, de haber sobrevivido, de esos retratos?

El Estado y sus artistas o Stalin y el himno soviético

La relación entre el Estado y sus artistas siempre ha sido estrecha. Uno de los ejemplos más paradigmáticos es Shostakovich y la Unión Soviética. Como nos cuenta Krzystof Meyer, por los años 40 Shostakovich fue obligado a tomar parte en el concurso de composición de un nuevo himno nacional de la Unión Soviética. En ese concurso participaron 40 escritores y 165 compositores. Un día, mientras el tribunal escuchaba algunas de las propuestas, Stalin ordenó que dos de los más reputados compositores soviéticos, el propio Shostakovich y Aram Jachaturiam, compusiesen juntos un himno. Poco importa como se las ingeniaron para llevar a cabo el proyecto ordenado por Stalin. El caso es que finalmente cinco propuestas llegaron a la final, entre ellas estaba la conjunta entre Shostakovich y Jachaturiam. Y esa es la que gustaba a Stalin, aunque pensaba que debían hacerse algunas correcciones. ¿Les basta con tres meses?- les preguntó Stalin a los dos, a lo que Shostakovich respondió: ¡con sólo cinco d

A vueltas con la izquierda, y con la derecha

Ya nos advertía el maestro García Calvo sobre la casta de los intelektuales . "A vueltas con la izquierda, y con la derecha" podría titularse el sainete que se nos representa todos los días en cualquiera de los medios de comunicación de masas, tanto de uno u otro bando. Si cambian los actores, eso no nos debe preocupar, el guión es el mismo. Según uno de esos intelektuales , en España la derecha ganó la guerra, pero la izquierda escribió la historia. Esto ha traído cola, sobre todo en esos lugares de esparcimiento como son los "inserte usted su comentario". Ciertamente, al intelektual hay que darle la razón, pero para ello es necesario leer su propio comentario sobre el asunto. Él, en su juventud, pertenecía a una izquierda limpia y alfabetizada, esa que luchaba contra el franquismo de forma elegante. Y esa izquierda es la que escribió la historia, y sigue escribiéndola. Esa izquierda plural y democrática, plural porque aquí puedes decir todo lo que te venga e

A propósito de la Sinfonía nº 3 de Shostakovich

El año pasado por estas fechas decía Albert Plá en el programa de radio 3 Carne cruda (puedes oirlo a partir del minuto 54:00 del audio, no tiene desperdicio) que igual un día vamos a ir a una manifestación, y luego chocaremos contra otra, y luego habrá otra, y nos vamos a quedar atrapados dentro de la manifestación. Va a venir una carga policial y te vas a escapar, pero vas a ir a otra manifestación que protestan contra el aborto, ¡ups, que me he equivocado!, y te vas a ir a otra que son nacionalistas, y así nunca podrás salir de la manifestación. Vamos a quedar atrapados de manifestación en manifestación. El mundo es una gran manifestación. Puedes dar la vuelta al mundo de manifestación en manifestación. Antes se podía hacer Europa de árbol en árbol. Ahora de manifestación en manifestación... -nótese, tras la escucha del audio, que el entrevistador amenaza al entrevistado con ponerse serio ante la negativa de dar una opinión positiva, o negativa, sobre el tema de las manifestacion

¿También la estética?

Hace ya unos años una curiosa noticia abonaba las tertulias con mi compañero y amigo Juan Manuel Espinosa Wilhelmi. Un espectador se fue directamente al cuartelillo a denunciar a un músico de jazz, Larry Ochs, porque a su entender no estaba tocando jazz . Pero la cosa no quedó ahí. El mundo del jazz aprovechó el momento para, como en toda buena familia, meter un poco de cizaña. Wynton Marsalis quería recompensar al denunciante , y éste, como no podía ser menos, cobrar la recompensa . (Quien se atreva a escuchar a Larry y sus compañeros...) Esta historia no es nueva. Se podrían contar innumerables chascarrillos, de aquí, de allá, que con más o menos gracia nos plantean la pregunta: ¿esto es arte? Pájaro en el espacio de Brancusi Quizás el ejemplo más sobresaliente de este tipo de historias pueda ser el prolongado juicio (1925-1928) a cuenta del Pájaro en el espacio de Brancusi. La citada obra fue retenida en la aduana de Nueva York por un celoso funcionario: ¿Esto es

¿Lucha de clases?

Hablaba, de manera breve, de como el patriarcado ha sabido adaptarse a los tiempos modernos. El patriarca, el poder, ha sabido realizar las "reformas estructurales" para mantener la misma estructura de poder, la misma distinción de clases. ¿Seguimos con lo mismo, con la lucha de clases? ¿Pero eso no es retórica de comunista? Quizás debamos hablar de desplazamiento. La lucha de clases, como síntoma de la propia edad moderna, cambia de coordenadas y se manifiesta en la particular lucha entre la postmoderna derecha e izquierda. Unos representan los valores tradicionales, el respeto a la ley, honestos trabajadores con una moralidad intachable, y otros, más liberales, representan los nuevos valores, como la defensa del aborto y el matrimonio homosexual, la actitud crítica hacia las leyes, un poco holgazanes en el trabajo, ya que están más pendientes de sus derechos que de sus deberes, en definitiva, con una moralidad un tanto dudosa. En definitiva, la izquierda y la derecha, es

La mentira de lo público, la mentira de lo privado

Una de las estrategia del poder, del Capital me refiero, es el mantenernos entretenidos con discusiones supuestamente importantes, decisivas. La elección entre lo público y lo privado reviste este tipo de solemnidad. Para eso están los partidos, sus banderas y su aparato propagandístico. Pero hoy quizás sea difícil obviar que cada uno va a lo suyo, vamos que es lo mismo que servir a los poderosos. ¿Cuántos se han enriquecido con lo público? ¿No se van a enriquecer ahora con lo privado? Pero pensemos en esos términos en cuestión, ¿qué esconden en la actualidad? Como no es de extrañar, el Capital ha conseguido cambiar las coordenadas de estos dos términos que en los orígenes del pensamiento filosófico remitían a lugares concretos de la vida política del ciudadano, lo público en la plaza y lo privado en la casa. Lugares, que no estrategias de economía aplicada.  Hoy en día, aunque se mantiene ese sentido, lo encontramos en expresiones como “necesito hacer públicas mi investigaciones”

Pequeño homenaje

  Ayer, como viene siendo habitual todos los años, volví a pasar por las Tres Cruces, con el instrumento a cuestas. No quise desperdiciar la ocasión para inmortalizar el momento, con mi hermano, el mejor trompa del momento, con permiso de su mujer, y con el deseo de seguir volviendo a pasar por muchos años más. Así plasmé ese paso allá por el año 2001:

Me confieso, Padre... 2 (En respuesta al comentario de mi amigo Kiko)

--> Es conocida la cita bíblica “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Me servirá para matizar mis palabras en relación al perdón. Con ellas no pretendo justificar una posible reducción de sanción a aquellos atletas que hayan cometido el error de involucrarse en el dopaje y que, por sus muestras de arrepentimiento, o incluso simpatías encontradas, considere que merezcan tal reducción. En este sentido, como diría el castizo, que cada palo aguante su vela, o en términos concretos, si tiene cuatros años de sanción, que los cumpla, en el caso de Italia claro está, por que lo que es en España la cosa está aquejada de cierta liviana candidez, y no tengo que dar nombres, y no sólo en el ámbito del deporte, ¡ah! ¡como está la política!- que diría el sereno de la Verbena de la Paloma. Volviendo al grano, y basta ya de tanta paja, eso en relación a lo del César, a las leyes terrenales que vamos construyendo y que tienen fiel reflejo en constituciones, reglam

Me confieso, Padre

Supongo que el objeto de toda confesión es el perdón. Pero, ¿qué confesamos? Pienso que tras toda acción, toda institución o todo acontecimiento, ya sea pasear con tu familia, un parlamento democrático o una olimpiada, hay un sustrato amorfo, una fuerza indomable, un obsceno ser que lo sustenta. Que toda esa nada, por inenarrable, quede ahí, oculta, retenida, no debe hacernos olvidar de su existencia. Es así que el hombre no es bueno, o malo, por naturaleza, sino que más bien su naturaleza está hecha del bien y del mal. Toda confesión, por tanto, supone la asunción de esa radical alteralidad humana.   Uno de los casos que más me han llamado la atención fue la confesión de Alex Schwazer, marchador que dio positivo por EPO antes de las pasadas olimpiadas y que finalmente ha sido sancionado con 4 años: " No siento ya el placer de entrenarme 35 horas a la semana haciendo siempre la misma cosa. He hecho jornadas enteras a duras penas, me entraban náuseas. Cuando haces una cosa

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Rosa dice No . Me quedo con la referencia a Camus: Albert Camus insistió en explicar que cuando una causa requiere de la violencia para triunfar es la propia causa la que hay que revisar . Supongo que habría que dilucidar el tipo de violencia el que se refería Camus. Yo, por ejemplo, entiendo que se refiere a la violencia antropológica que sufren los parados, los desauciados, etc... por parte de las instituciones, ya sean públicas o privadas. Ciertamente, toda esa violencia, que parece autoproclamarse legal, que se utiliza para llevar a buen término las propias causas, no las del pueblo, pueblo entendido a la manera del maestro Don Agustín García Calvo , sino las del propio sistema, las del capital, las del mercado. En este sentido, esa violencia, de la que habla Rosa, está plenamente justificada. Otra cosa es que a nivel estratégico sea necesaria. Ese es otro cantar.

Miniaturas... 20

Hoy el país ha retirado un artículo por indecuado. Presuntamente, es este: http://www.twitlonger.com/show/n_1rjd7vo . El propio autor lamenta que se interprete que la tesis de su artículo es comparar a la Señora Merkel con Hitler, y él intuye que es por eso por lo que su artículo ha sido retirado. Sea como fuere, todo esto me remite al tema de lo políticamente correcto. Me viene a la cabeza como la progresía tilda de fascista todo lo que tiene que ver con la disciplina, el autodominio, que se manifiesta en todo tipo de eventos como los desfiles, los grandes coros, los deportes que exigen un gran esfurzo. En contraste, fomenta el jogging, la música New Age, la cocacola light. Pero todas estas manifestaciones basadas en la disciplina y el esfuerzo no pueden ser consideradas fascista s per se . Otra cosa es que hayan sido apropiadas por el fascismo. Esta apropiación no debe desviarnos el análisis certero del contexto en el que se realizan estos eventos. Más aún, ¿no es esa disciplina l