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Mostrando entradas de marzo, 2014

Leningrado. Una historia, una estética, una música... 3

--> LA FUNCIÓN PROGRAMÁTICA… el canon del realismo socialista. Como hemos dicho antes, el método del realismo socialista exigía el compromiso del creador con respecto a los ideales del comunismo. La obra debía servir al pueblo, tanto en el sentido de ser un vehículo para la educación en las leyes del socialismo, como en la glorificación de las conquistas realizadas por él. En este contexto, la importancia de una categoría musical como la de “programa” es fundamental. Por programa entendemos todo contenido extra-musical que se le añade a la propia música para ayudarla a concretar cierto sentido, ya sea un sentimiento, una situación, una escena, un estado de ánimo, etc. Es el siglo XIX donde la categoría de programa adquiere una importancia decisiva, se objetiviza, como diría Lukács. Ese proceso se consigue con procedimientos muy sencillos, como por ejemplo, un título sugerente como Egmont (Beethoven) ya nos traslada a los Países Bajos bajo la dominación española y los acon

Campeonato de España de 20 km, Granada 2014

Con mi amigo Rodrigo, ya he compartido algunas instantáneas. He estado cerca de doblar: 47:55 y 48:02, primer y segundo parcial de 10 km. 20 km en 1:35:57. Décima mejor marca en la distancia. El año que viene quiero cumplir la décima carrera en 50 km y la vigésima en 20km. A ver... le dije a Santi Pérez que qué es de lo mío, vamos, que a ver si vuelve el 50 km, aunque sea una prueba control. Dejamos reposar la idea. Por lo pronto me voy a tomar un descanso marchuno. Ahora carreritas de montaña, alguna media maratón, si sale. Vuelvo en septiembre camaradas, allí decido si sigo con la marcha o preparo el Egmont de Goethe con música de Beethoven.

Leningrado. Una historia, una estética, una música... 2

--> A Lukács tampoco le gustan las vanguardias. Quien escucha la ópera se queda asombrado desde el primer momento por un torrente de sonidos voluntariamente caóticos y carentes de armonía. Fragmentos de melodía, embriones de frases musicales se ven sumergidos, se liberan y desaparecen de nuevo entre el estruendo, gritos y chillidos. Es difícil seguir este tipo de “música” y es imposible recordarla 1 . Con estas palabras resumía el Pravda en su artículo Caos en vez de música la ópera Lady Macbeth de Mzensk de Shostakovich. En el horizonte planeaba, a la manera de leitmotif, la gran bestia negra del realismo socialista, el formalismo pequeño-burgués. Sin duda, para los concienzudos burócratas del régimen, la vanguardia era fiel reflejo de la decadencia del mundo burgués y por ello, debía ser perseguida a toda costa. Desde el punto de vista estético, el debate en torno a lo acertado de las medidas que tomaron los concienzudos burócratas socialistas está fuera de t

Leningrado. Una historia, una estética, una música... 1

1.    A MODO DE PRELUDIO… A Stalin no le gustó Lady Macbeth de Mtsensk Corrían los primeros años de la década de los treinta. Shostakovich, a la misma vez que asumía “los deberes del compositor soviético”, renunció a participar durante cinco años en las comisiones de la RAPM (Asociación rusa de los compositores proletarios) donde se debatían los temas que surgían en torno a los caminos que debía seguir ese arte a la hora de una correcta consecución de los fines de la revolución socialista [1] . Lo que parecía mantener oculto era el hecho de que ya se había puesto manos a la obra en la composición de una nueva Ópera, Lady Macbeth de Mtsensk , un proyecto que estaba desarrollando al margen de las directrices de cualquier comisión u órgano de planificación. Su interés era trabajar en un proyecto sin verse comprometido por ningún organismo, trabajar con libertad. En los últimos años se había visto obligado a hacer trabajos de dudosa calidad, encargos que, si bien le garantizaban cier