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Mostrando entradas de septiembre, 2012

La forma y lo relacional

Si observamos las prácticas artísticas contemporáneas, más que las "formas", deberíamos hablar de "formaciones", lo opuesto a un objeto cerrado sobre sí mismo por un estilo o una firma. El arte actual muestra que sólo hay forma en el encuentro, en la relación dinámica que mantiene una propuesta artística con otras formaciones, artísticas o no.  Nicolás Bourriaud, Estética relacional ,  Adriana Hidalgo Editora, Argentina, pg. 22 Malevich Quizás la forma, desde el punto de vista de la estética relacional, mantiene cierta analogía con el mundo biológico y la idea de mímesis no entendida como una vulgar copia. Lo mismo que la semilla solo puede dar sus frutos en un determinado contexto, es decir, puede llegar a ser lo que debe ser siempre y cuando puedan darse una serie de circunstancias que puedan generar una serie de redes que articulen un conjunto de relaciones entre la propia semilla y el mundo que le rodea, a la obra de arte le sucede lo mismo. La

El problema de España... (conversación en una tasca, varios vinos, tapitas...)

Uno de los temas más acuciantes de la intelectualidad española de la modernidad fue "el problema de España". sobre todo, en el siglo XIX fue el leitmotiv, motivo conductor, de numerosas disputas, encuentros y desencuentros ente nuestros pensadores, artistas, políticos, etc. Marcelino Menéndez Pelayo colaboró de forma muy activa en esta disputa evidenciando el carácter autóctono y peculiar de nuestra cultura. Y es que, desde Europa, se escucha voces que ponen en duda las aportaciones de España en el proyecto común ilustrado: ¿qué es lo que ha hecho España por la modenidad? Pregunta que resonará en nuestros intelectuales que, o bien aferrándose a nuestro pasado glorioso o bien volviéndose ciegamente a lo foráneo, tratarán de resolver esta aporía con el ansia, en todos los casos, de recuperar el esplendor de otros tiempos y que en esos momentos parece perdido. De modo general, el problema de España bascula en torno a dos propuestas que ocupan polos opuestos, una de cará

Sobre el nacionalismo musical... (Improvisación)

Se suele decir que el nacionalismo musical se desarrolla en dos fases. En la primera, anclada en el siglo XIX y, por lo tanto, bebe de la fuente del romanticismo, imponen su hegemonía los compositores rusos, en especial el grupo de los cinco . Quitando al que hacía de maestro, Rimsky-Korsakov, los demás no fueron, exactamente, músicos profesionales, si me permitís utilizar este término. Básicamente, su formación musical no fue académica, al contrario que otro famoso compatriota contemporáneo, Thaikovsky. Este hecho influyó notablemente en la forma de componer, un tanto arcaica, teniendo en cuenta lo que otros compositores, por la misma época, hacían en Alemania o Francia. Ciertamente, el nacionalismo de estos compositores se basaba en recursos musicales simples: una armonía sencilla -siempre en comparación con lo que ya se hacía por las mismas fechas en los países hegemónicos- con cierto carácter modal, si bien la tonalidad seguía articulando la composición, que acompaña a unas melodí

Maldito director, dice...

No hace mucho tiempo, en las labores de mi trabajo, reflexionaba sobre el feminismo y la dirección de orquesta. Lejos de afirmar, o insinuar, las muchas o escasas capacidades de la mujer en el campo de la dirección, mi tarea se centraba en dos puntos: ¿Qué función tiene en el actual siglo XXI la figura del director de orquesta? ¿Cómo se debe sentir una mujer en un rol, el de director de orquesta, que ha sido creado con reglas impuestas por los varones y, por lo tanto, si quiere participar, deberá asumirlas? Y es que una cosa es que una mujer dirija una orquesta, cuestión que sólo un necio puede negar, y otra muy distinta es que las mujeres participen en la co-producción de ese rol, o sea, que la mujer sea, en definitiva, un ser políticamente activo y que asuma su papel en los procesos instituyentes de sentido. Aquí, pienso, radica el punto débil de toda anuncio o propaganda políticamente correcta. Hay una especie de ocultamiento de uno de esos momentos que vengo hablando en la

Lo relacional frente a lo relativo

Iniciamos el camino asumiendo el carácter co-construído de nuestro conocimiento y de nuestra sensibilidad. Ese carácter remite a lo que a cada comunidad le parece justo y bello y, ciertamente, lo es para ella mientras tenga el poder de legislarlo, de determinar que es lo justo y lo bello. La relacionalidad se refiere a la capacidad de dar algo por justo que se ratifica siempre y cuando podamos fundar, crear, costumbres y leyes. Esta capacidad para crear, para instaurar nuevas leyes, nuevas normas, es lo que podríamos llamar el carácter instituyente de la relacionalidad. Lo instituyente remite a las capacidades o competencias que tengamos para la creación de diferentes poéticas, entendidas como modos de hacer. Así, algo es bello cuando se cumple ese modo de hacer. Por tanto, el principio de no contradicción aristotélico tendrá vigencia únicamente bajo una misma relación. Entre relaciones diferentes no es posible hablar de contradicción. Así, lo contradictorio consistirá en afirmar