Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2014

Apuntes sobre el poder... 2

2. Intermezzo. Pero hoy en día, eso de creer en los dioses ya no se lleva, y el mito de Prometeo no puede significar más que una de las múltiples historietas que pululan por la red telemática. Hoy, siguiendo los comentarios de mi amigo Antonio Alcalá, la mayoría de la gente es pagana, ni agnóstica ni atea. Pagana, y les da igual Prometeo, Epimeteo “o el bombero torero…, ¡con todos mis respetos para el toro! ”, y en este sentido, no hay manera de que se haga patente, en otras palabras, se tome en serio, la realidad ontológica del hombre, su menesterosidad, su indigencia. El hombre es, tarjeta en mano… ¡¡¡el puto amo!!! En cualquier caso, como nuestro propósito no es caer de bruces en el pesimismo, conviene pensar la relación entre los dos tipos de poderes que, en cierto modo, son complementarios, porque es inevitable, en el hombre, que su vida se desarrolle en el contexto de unas instituciones, más o menos formales, más o menos poderosas, y que la vida de ese hombre en

Apuntes sobre el poder... 1

Obertura. Me sugiere mi amiga Fina Morales que haga “una reflexión acerca de las ansias de poder del ser humano”. Me insiste, en un intento de hacerse comprender, que hable “sobre las personas que necesitan mandar”. Entiendo, a riesgo de equivocarme, que con sus palabras se refiere al poder que ejerce un sujeto hacia los demás y, mediante el cual, trata de imponer unas leyes propias. Evidentemente, cuando los demás salen favorecidos de esas leyes impuestas por otros, es difícil que surjan distensiones o desencuentros entre legislador y legislado, pero, en el momento en que el legislado no encuentra ventaja alguna de la legislación impuesta, y más aún, no encuentra manera eficaz de convencer al legislador de la necesidad de cambiar las cosas, los problemas afloran irremisiblemente.             En cualquier caso, toda esta problemática del legislador y el legislado, en otras palabras, la problemática del amo y del esclavo, no es algo de lo que pueda escapar el hombre así com

Marías: la estructura de la vida

Para Julián Marías, e l pensamiento de Occidente va a oscilar entre el idealismo que entiende al hombre como res cogitans o puro yo y un biologismo que ve al hombre como algo que emerge evolutivamente y sin diferencia radical de la animalidad [1] . Y es que estas dos visiones, aunque en cierto mantienen su parte de verdad, sí que muestran un punto de vista que puede resultar parcial. Para el idealismo, el hombre no es el hombre de carne y hueso, sino el "yo". Mientras que el punto de vista biológico cuando habla del hombre habla de su carne y su hueso. La tarea de Marías, a partir de las elaboraciones de su maestro, Ortega, es la de trascender las dificultades que plantean las anteriores visiones, y en esto inicia una superación de la visión trágica de la vida de Unamuno que, como vimos en el primer capítulo, se quedó anclado en esta disyuntiva. Para ello, Marías propone, siguiendo la estela de su maestro, el situarse en el punto de vista de las realidades radicadas, es

Zubiri: el hombre, animal de realidades

Al contrario que Ortega, que su filosofía vivirá en continua interpelación a la realidad de su época,   la tarea de Zubiri se centrará en el ámbito de la filosofía pura. Es en este contexto donde la doctrina de la vida como drama de Ortega adquiere su   formulación en un lenguaje más filosófico, más metafísico. Pero en cualquier caso, la influencia de Ortega en Zubiri en relación al pensamiento del hombre no cabe lugar a dudas.             Para Zubiri, el que en cierto modo da un cierto sesgo biológico-materialista a la realidad personal del hombre, la causa de que las respuestas que pueda dar el hombre a un determinado evento sean prácticamente indeterminadas depende de su cerebro. El cerebro del hombre está hiperformalizado. Esta es la diferencia principal entre el hombre y la animalidad. Mientras que en los animales las respuestas están instintivamente determinadas y, por lo tanto, pueden garantizar una respuesta adecuada a los sucesos en los que se puede encontrar inmerso, e