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Mostrando entradas de junio, 2013

50 km... y 5

Después de todo lo escrito me vuelvo a preguntar si vale la pena tomarse el asunto, el del cambio de distancia del nacional de invierno, tan en serio. Sin duda, poco importa al mundo lo que yo haga, fetiches hay muchos, y capacidad para volver a asignar nuevos sentidos a nuevos fetiches más, esto es consustancial a ser humano. En fin, ¡baraja!, y a otro tema que se hace tarde.

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Hay otra regla que también sufre los accesos de la razón privada. Es la de la flexión: La pierna que avanza debe estar recta, (es decir, no doblada por la rodilla) desde el momento del primer contacto con el suelo hasta que se halle en posición vertical. Pero antes volvamos al parque de la segunda entrega . Ya hicimos hincapié en la necesidad de unas normas que aseguren la subsistencia de los espacios públicos: no cagarse en el fuente , no pasear en pelotas, etc ... normas que ofrecen un marco para que el parque sea utilizado por todos de una manera razonable. Pensemos ahora en una pelota. Todos sabemos lo molesto que puede resultar la pelota en un parque en los pies o en las manos de unos chavales más o menos crecidos. El temor de los ancianos que toman el fresco está más que fundado. Una de las soluciones es incorporar en la normativa esa prohibición, la de usar la pelota en un parque. Pero en ese momento ya estás prohibiendo cualquier tipo de uso de la pelota e, irremediablemen

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Que todas las disciplinas atléticas no son iguales es afirmar una obviedad. La mía, es sin duda la menos popular. Somos, ciertamente, muy pocos los que la practicamos, y esto es, sin duda, un gran problema. Hoy en día, cuando no se tiene clientela termina siendo subvencionado, en el sentido más amplio del término. El atletismo en general lo es, pero una de sus disciplinas, el fondo en ruta, por su especificidad, escapa de esa necesidad apremiante de auxilio económico. Ya sabemos que cualquier carrera popular puede costearse por si misma con las cuotas de los propios atletas. Sin duda, una cosa es correr y otra marchar. Aunque mantengan semejanzas en cuanto las distancias, son pruebas de fondo, el espíritu ilustrado las ha tratado con desigual fortuna. La marcha, que se supone que empieza cuando termina el Maratón, no se adecuaba al formato Olímpico, o en términos artísticos, tenía una difícil cabida en el museo del deporte. La solución, como viene siendo habitual, era reducir las di

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En este punto conviene distinguir entre el uso público y el uso privado de la razón. Lo que caracteriza a todas las disciplinas atléticas es que son públicas, es decir, que todo el mundo puede tener acceso a ellas siempre y cuando cumpla con una normativa vigente que asegura su subsistencia. Pasa lo mismo con los espacios públicos. Yo puedo ir al parque libremente a pasar el rato siempre y cuando no vaya tirando desperdicios, me pasee "en pelotas" o vaya insultando a la gente. Es en ese momento cuando estoy haciendo un uso privado de algo que es público, el parque. Lo que la norma impone, insisto, son los medios necesarios para que sea posible el uso público de un espacio, y eso no significa que todos vayamos al parque a hacer lo mismo, unos leen, otros pasean, los  niños saltan y corren, los padres charlan... para cada uno el parque ocupa un lugar en su red de significaciones, de tal manera que, como ha sido habitual en el pasado más reciente, ciertas políticas de destrucci

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Los 50 km marcha. No tengo que insistir en que es una disciplina atlética, entre otras, que mantiene unas peculiaridades, como también las tiene cualquier disciplina. Desde el punto de vista del idealismo, el conjunto de esas peculiaridades conforman la idea de "50 km marcha" como disciplina, en definitiva, su concreción en el mundo fenomenológico que nos rodea. La prueba está ahí, y queda definida por unos atributos, ni más ni menos, que hacen que cualquier persona, emisor, pueda referirse a ella y pueda ser entendido por los demás, los receptores. Todo esto parece muy evidente, y lo es. El problema es que en cualquier acto comunicativo, en el que dos personas tratan de ponerse de acuerdo sobre cualquier tema, esa evidencia va perdiendo nitidez. La causa, supongo, es que la idea de esto o de aquello no es tan ideal, no remite necesariamente a unos atributos objetivos que lo conforman. En cierto modo, esos atributos existen pero sólo como insinuación, como punto de part

Usos del pesimismo de Roger Scruton … (Sobre la falacia de los nacidos en libertad)

Seguimos con la discusión sobre el estatuto ontológico de la libertad. ¿Qué son primero, las instituciones o el individuo? ¿Nacemos libres, independientemente de las leyes hegemónicas, o no, luego el asumir esas leyes es condición necesaria para poder obtener nuestra libertad? Quizás comience a partir de una simplificación bastante forzada, pero me remito al libro de Roger Scruton, Usos del Pesimismo , y más concretamente a su capítulo 3, sobre la falacia de los “nacidos en libertad”. Para Scruton, gran parte de los problemas de la sociedad actual, de nuestra Europa más concretamente, proviene de haber asumido a pies puntillas la idea rousseauniana de que la libertad del hombre es lo que queda cuando retiramos todas las instituciones, restricciones, leyes y jerarquías. Según él, esta idea ha ido poco a poco ganando peso en la política, en la educación, en la filosofía del arte, y es una de las causantes del estado crisis política, económica y moral que invade a Europa en la act

Y tú, ¿entras o sales?

Momento de verdad : fisura en el devenir diario de la biografía del hombre debida a numerosas y diferentes causas. Esa fisura es condición necesaria para que el hombre pueda, a la vez, desarrollar su propia biografía, de escribir su propia historia. La fisura, como instancia generadora de sentido, se caracteriza por su positividad. El momento de verdad se caracteriza por causar en las personas una especie de turbación, de excitación de los afectos. Todos los afectos imaginables, la ira, el asco, el arrepentimiento, la compasión, incluso la risa, son las respuestas del hombre ante cualquier momento de verdad. Antiguamente, en los tiempos de nuestros tatarabuelos Platon y Aristóteles donde se tenía muy claro en qué consistía la verdad de ese momento de verdad, se invertía mucho tiempo en la educación afectiva de las personas, se hacía especial hincapié en qué tipo de música debía escucharse, o actividad realizarse, para desarrollar este o aquel afecto, aquel que se sabía correspondía