De Adorno a Lukàcs, y vuelta, pasando por Shostakovich Si algo me ha sorprendido en estos años de lectura de la obra estética de marxistas como Lukàcs y Adorno es la poca relevancia que tenía la música de Shostakovich. En Lukàcs la cosa es perdonable. En su voluminosa e inacabada Estética deja bien claro que lo suyo no es la música. Pero en Adorno, para los que amamos la música de Shostakovich, puede resultarnos extraño. Bien es cierto que sobre gustos no hay nada escrito, pero más allá de esto, y sabiendo que Adorno cuando hablaba de música, que ha sido mucho y con fundamento, lo hacía desde el punto de vista del teórico-crítico y no como un vulgar aficionado a deleitarse con los sonidos y sus armonías, vamos, lo que en términos decimonónicos se llamaría diletante , sería conveniente pensar, siempre aplicando nuestro método, el porqué de dicha ausencia y, si somos capaces, de considerar la posibilidad de que el mismo Shostakovich nos pueda aportar alguna solución a las antinom...
Y mi amor fue tomando forma, igual que una sonrisa tímida.