La forma sonata nace a la sombra de los profundos cambios sociales y políticos que se desarrollaron a lo largo del siglo XVIII en Europa. En esa época, siguiendo los ideales ilustrados de libertad, igualdad y fraternidad a través de la educación, la música amplia sus límites. Ya no se dirige a los menos, a la aristocrácia, sino que aparece un público anónimo aficionado cada vez más numeroso que demanda una nueva música sencilla a la vez que expresiva. Las viejas formas musicales del barroco caracterizadas por su gran complejidad contrapuntística, pensemos en las fugas de Bach, ceden su lugar a composiciones cuya única pretensión es ser agradables y atractivas a los oyentes. Pero, poco a poco, lo que inicialmente surgió gracias a los ideales de claridad y sencillez expresiva, fué adoptando nuevas funciones. Así, el siglo XIX -Romanticismo- heredó del clasicismo la forma sonata y supo transformarla en un vehículo a través del cual expresar los sentimientos más profundamente humanos....