Rossini es unos de mis compositores mejor estimados, y es que tengo predilección por sus Oberturas.
En líneas generales, las oberturas rossinianas tienen una forma tripartita, aunque yo prefiero hablar de una forma una bipartita antecedida de una introducción en tiempo lento. Esta introducción actúa como una llamada de atención, como esos anuncios previos al comienzo de la película que hacen que el público se vaya acomodando en sus butacas. El motivo o tema de esta introducción suele ser bastante sobrio, un sonoro y sencillo acorde interpretado por toda la orquesta al que le sigue una suave y sencilla melodía que, en cierto modo, trata de llevar a la calma al oyente después del susto que se lleva con el acorde inicial.
Después de esta introducción, aparecen las dos partes de la obertura, siempre tienen carácter contrastante. El primera, suele utilizar un tema enérgico, varonil, atrevido, mientras que la segunda todo lo contrario, utiliza un tema dulce, femenino, sin estridencias. Estos calificativos, en este siglo XXI, pueden sonar retrógrados, por no decir machistas, pero sólo sabe mi conciencia, que no es poco, que no voy por ese camino. Siguiendo con el asunto, los dos motivos musicales pueden representar a los dos personajes principales de la ópera, se supone el hombre y la mujer, así que, además de para sentar al público en la butacas, la obertura sirve para preparar al público psicológicamente para el ambiente en que se va ha desarrollar en el resto de la ópera.
Rossini tuvo que escribir El barbero de Sevilla de bulla y corriendo, dicen algunos documentos que en trece días, y, como parece que se ha demostrado, dejó la obertura para el final. Pero no le dió tiempo. El día de su estreno, ni corto ni perezoso, cogió la obertura de otra ópera y se la añadió a esta. Y es que en aquel tiempo los medios de comunicación de masas brillaban por su ausencia. ¿Quén iba a saber que esta obertura se había tocado antes en el teatro de otra ciudad y con otro título distinto? Según se cuenta, esta música había sido utilizada por el mismo compositor en dos óperas anteriores, sin embargo ha quedado totalmente ligada al Barbero de Sevilla. Pero no hay que alarmarse, en aquel tiempo, esto era práctica habitual en todos los compositores de ópera.
http://www.youtube.com/watch?v=OloXRhesab0
Después de esta introducción, aparecen las dos partes de la obertura, siempre tienen carácter contrastante. El primera, suele utilizar un tema enérgico, varonil, atrevido, mientras que la segunda todo lo contrario, utiliza un tema dulce, femenino, sin estridencias. Estos calificativos, en este siglo XXI, pueden sonar retrógrados, por no decir machistas, pero sólo sabe mi conciencia, que no es poco, que no voy por ese camino. Siguiendo con el asunto, los dos motivos musicales pueden representar a los dos personajes principales de la ópera, se supone el hombre y la mujer, así que, además de para sentar al público en la butacas, la obertura sirve para preparar al público psicológicamente para el ambiente en que se va ha desarrollar en el resto de la ópera.
Rossini tuvo que escribir El barbero de Sevilla de bulla y corriendo, dicen algunos documentos que en trece días, y, como parece que se ha demostrado, dejó la obertura para el final. Pero no le dió tiempo. El día de su estreno, ni corto ni perezoso, cogió la obertura de otra ópera y se la añadió a esta. Y es que en aquel tiempo los medios de comunicación de masas brillaban por su ausencia. ¿Quén iba a saber que esta obertura se había tocado antes en el teatro de otra ciudad y con otro título distinto? Según se cuenta, esta música había sido utilizada por el mismo compositor en dos óperas anteriores, sin embargo ha quedado totalmente ligada al Barbero de Sevilla. Pero no hay que alarmarse, en aquel tiempo, esto era práctica habitual en todos los compositores de ópera.
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