La lucha es desigual:
Unos, en el púlpito de los oradores,
acechan y juzgan, sin tregua,
el comportamiento de sus engendros
creados a partir del engaño y la frustración.
Otros, en el campo de batalla,
sufren y mueren, sin comprender,
por una causa apenas existente
brotada del odio y la mentira.
Los más, tumbados en el sofá,
gozamos y saciamos, sin piedad,
nuestras propias ansias
de muerte y destrucción.
Unos, en el púlpito de los oradores,
acechan y juzgan, sin tregua,
el comportamiento de sus engendros
creados a partir del engaño y la frustración.
Otros, en el campo de batalla,
sufren y mueren, sin comprender,
por una causa apenas existente
brotada del odio y la mentira.
Los más, tumbados en el sofá,
gozamos y saciamos, sin piedad,
nuestras propias ansias
de muerte y destrucción.
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