"¿Es que acaso en la
percepción ideológica de hoy, el trabajo en sí mismo (el trabajo manual como
opuesto a la actividad “simbólica”) y no el sexo, ocupa el lugar de la
indecencia obscena que debe apartarse de la mirada pública? La tradición que va
desde El oro del Rin de Wagner y Metrópolis de Lang, la tradición en la cual el
proceso productivo sucede bajo tierra, en cuevas oscuras, culmina hoy en
millones de anónimos trabajadores sudando en fábricas del tercer mundo, desde
los gulags chinos a las líneas de montaje de Indonesia o Brasil –en su
invisibilidad, Occidente puede darse el lujo de balbucear acerca de la “clase
obrera en vías de desaparición”. Pero lo que es crucial en esta tradición es la
ecuación de trabajo con crimen, la idea de que el trabajo, el trabajo pesado,
es en su origen una actividad criminal indecente que debe ser apartada de la
mirada pública."
S. Zizek, Bienvenidos al desierto de lo real
Nosotros, por tanto, seguimos con la tarea. Mientras acabamos con el poco tejido industrial que nos queda, nos ilusionamos con festejos y demás que prometen no se qué solución a la crisis, al paro...
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