En un contexto dado, el desarrollo de las fuerzas productivas siempre trae consigo cierto desacoplamiento de los sujetos. El mundo cambia, y con él, las normas y los valores, y llama a cada uno de los sujetos a subirse a ese cambio. Pero, hay casos en los que algunos sujetos se resisten a tomar el tren del avance so pena de la más triste condena.
Por tanto, en una crisis se nos presenta el problema a través de una disyuntiva: o lo tomas o lo dejas. Y es posible que lleguemos a entender que la vida, en ese momento, nos invita a ejercer nuestra libertad. Somos libres, en definitiva, de elegir entre el viejo mundo y el nuevo por conocer. Pero, ¿no estamos frente a una falsa libertad? Efectivamente, la disyuntiva es la tapadera que oculta el momento en el cual el sujeto es llamado a ejercer la verdadera libertad, la libertad que exige la reactualización de los valores o, en su caso, la creación de nuevos ante el cambio en el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.
La falta de capacidad para descorrer esa cortina que oculta el verdadero acto de libertad política sumerge a los sujetos en un callejón cuya única salida que se llega a vislumbrar es la de la muerte. Y es eso sucede con casi todos los miembros de la antigua banda.
Los tiempos cambian, pero yo no- Billy el NiñoPat Garret y Billy el niño no sólo comparten un pasado común, sino que ven en el progreso que se impone a un enemigo mal encarado y difícil de vencer. Ante esa situación quedan dos opciones: la primera, la heterodoxa, consiste en dejarse llevar, adaptarse al momento, aunque eso suponga renegar de los valores que regían tu vida anteriormente; la segunda, la ortodoxa, anclarse a esos valores pasados a toda costa. Tanto una como otra tendencia se nos presentan como contrapuestas.


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