El deporte actual, como reflejo del hombre, utilizando la terminología lukasiana, pone de manifiesto el estado de mercantilización en el que estamos inmersos. Podemos suponer que el movimiento olímpico no es más que ese formato estándar en el que tienen que amoldarse todas las actividades que quieran denominarse deporte. Ese formato estándar es el aplicado también a otros ámbitos distintos del ser humano, llámense arte, ciencia, etc. Así, podemos pensar que una Olimpiada o un Museo son dos formas similares de dar a conocer creaciones humanas de diversa índole. La diferencia estriba en lo que muestran, en lo que exhiben, ya sea una mercancía actual o histórica, física o intelectual.
Puede que me equivoque en mi intuición, pero tengo la sensación de que la marcha, por su propia esencia, ha sufrido o, cuando menos, sigue resistiéndose a ese proceso de adecuación a un formato impuesto por el movimiento olímpico asociado a una mentalidad positivista en boga que cree que es capaz de dar a conocer toda la diversidad humana a través de unos moldes. La marcha, que en esencia parece estar irremisiblemente unida a las grandes distancias, esas imposibles de hacer corriendo, que pueden ser ilustradas por innumerables acontecimientos históricos, tenía que amoldarse al formato de circo, al ruedo.
Así pues, en un primer momento, el movimiento olímpico hace una recopilación de todos los deportes. Entre los elegidos está el atletismo, y entre las pruebas de atletismo aparece la marcha. Sí, hubiese sido un despropósito no reconocer que la marcha es uno de los deportes esenciales. Ahora hay que colocarla en el museo de los deportes. Ahí está el problema. ¿Una prueba de 6 días? ¿500 km? Difícil. La solución: una prueba de exhibición, breve, ¿quizás ridícula? No me voy a meter en eso. No creo que sea importante. Las cosas han cambiado desde entonces. Después de más de un siglo, a pesar de los escándalos, la marcha parece afianzarse, tiene su técnica, su estilo, su norma, y, lo que es más extraño, gente que la practica.
Pero es curioso, ya hablé en una entrada anterior, en relación con el arte, que cualquier fuerza centrípeta genera a la vez una fuerza centrífuga. Últimamente hay una importante afición a las pruebas de gran fondo. Nacen, y me remito a España, en el ámbito de la carrera, pero parecen dirigirse a un público que busca nuevas experiencias. Me vienen a la cabeza los 101 km ronda, 24 horas de Madrid, todas estas pruebas se pueden corren, andar.
Un salto, a mi entender, cualitativo es la prueba de las 6 horas de Valencia del próximo 6 de marzo. Incorporan una categoría de marcha. Poco a poco, sin normas ni decretos, la marcha parece que se resiste a ser cosificada. Pero esto ya es una historia que tendremos que ir contando más adelante, también poco a poco.
Comentarios
Un saludo.
Gracias por tus observaciones.