Para Tuñón de Lara, Unamuno, al contrario que Costa, aboga por una regeneración desde abajo, desde fuera del sistema. Y no sólo eso, Don Miguel considera que el problema del 98 es de naturaleza socio-económica, más concretamente, “no se trata de recetas arbitrarias, sino de problemas de clase y de otros de envergadura” 1 . Y es que, para Unamuno, el pueblo es indiferente al movimiento de las élites políticas. En este sentido es decisiva la intuición de Unamuno en relación al Capital que, en el caso de España, se lucraría más que intentar mejorar Castilla. Y es que, si pensamos que el Capital es un ente independiente, alejado del pueblo, es normal que eso suceda. En este sentido, Tuñón de Lara considera que Unamuno da una explicación más precisa que Costa en relación al latifundismo español: “sabido es que éste se caracteriza por no estar interesado por la productividad por unidad de producción y también por disponer de abundante oferta de mano de obra, que, por consiguiente, es...
Y mi amor fue tomando forma, igual que una sonrisa tímida.