Aprender a habitar el mundo, en lugar de querer construirlo según una idea preconcebida de la evolución histórica. En otras palabras, las obras ya no tienen como meta formar realidades imaginarias o utópicas, sino constituir modos de existencia o modelos de acción dentro de lo real ya existente, cualquiera que fuera la escala elegida por el artista. Nicolás Bourriaud, Estética relacional , Adriana Hidalgo Editora, Argentina, pg. 12 La estética relacional no encuentra su fundamento ni en el objeto ni en el sujeto estético, sino en la relación en que ambos se reproducen en común. En este sentido, el papel del contexto debe convertirse en definitivo. No pasa por ser un mero escenario que acota o acompaña a la obra de arte, al artista y al que la disfruta, sino que posee un carácter generativo, capaz de brindar posibilidades creativas o modos de relación entre los tres elementos. La estética relacional deja de creer en los espacios institucionalizados: salas de con...
Y mi amor fue tomando forma, igual que una sonrisa tímida.