D. Diderot (1713-1784),
fundador de la enciclopedia, como buen ilustrado, toma
partido a favor de los
modernos rompiendo con el ideal de belleza absoluta,
eterna e
inmutable, y abrazando la belleza relativa1.
Para Fubini, es a las
claras, entre todos los enciclopedistas, la
personalidad más revolucionaria, la
que derriba el último residuo
de una poética que aún se hallaba influida por el
ideal clásico
de un arte bello y pulido2.

Llegados a este punto
Diderot no tiene más remedio que preguntarse
por el porqué de las
distintas opiniones que tienen los hombres sobre la belleza.
Para
él, todas esas diferencias proceden de la diversidad de relaciones
percibidas o introducidas, tanto en las producciones de la naturaleza
como de
las artes5.
Y es que hay una gran cantidad de factores que condicionan el
gusto,
o la manera de percibir esas relaciones, como el interés, las
pasiones, la
ignorancia, los prejuicios, los usos, las costumbres,
los climas, los hábitos, los
gobiernos, los cultos, etc. Por lo
tanto, es el alma del propio individuo la que
tiene el poder de unir
las ideas que ha recibido separadamente, comparar los
objetos
mediante las ideas que se tiene de ellos, observar las relaciones
que
tienen entre sí, ampliar o limitar sus ideas a su gusto o
considerar
separadamente cada una de las ideas simples que se pueden
hallar reunidas en
la sensación que ha recibido6.
Con todo ello, queda claro que Diderot se aleja
de un concepto de
belleza de carácter absoluto en pos de una belleza relativa,
de
carácter contingente, dependiente de un contexto específico.
1
Cfr. Marchán Fiz, Simón, La Estética en la cultura moderna,
Alianza Forma, Madrid, 1992.
2Fubini,
Enrico, La Estética Musical desde la antigüedad hasta el siglo XX,
Alianza Música, Madrid,
1995, p. 211.
3Diderot,
Denis, Investigaciones filosóficas sobre el origen y la naturaleza
de lo bello, Aguilar, Madrid,
1973. Punto 4.
4Ibídem.
5Ibídem
Punto 7.
6Ibídem.
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