Seguimos con Tarantino y su tratamiento de la crueldad como espectáculo:
Cuando se ponen en cima de la mesa todas las cartas lo más sencillo es mirar para otro lado. El cuento de la rata y la ardilla muestra muy a las claras como funciona nuestra psiqué, la humana me refiero. El asesino asume esta verdad como parte de su naturaleza, mientras que los más la escondemos en lo más profundo de nuestro ser -lo sagrado asoma de nuevo- (¡Uf, que esto es una miniatura!). Pero como el amor, espera ahí escondida... Esto ya lo dije otro día, hace tiempo...
Ves, esa es la llama
De nuestro fuego.
Está dormida, allá
En la penumbra,
Y aguarda ansiosa
Ese viento fuerte
Que la avive
O la apague
Para siempre.
De nuestro fuego.
Está dormida, allá
En la penumbra,
Y aguarda ansiosa
Ese viento fuerte
Que la avive
O la apague
Para siempre.
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