Ir al contenido principal

En torno a... "El futuro de la revolución liberal" de Bruce Ackerman... 1


Hoy en día, es lugar común el considerar que la caída del muro de Berlín dio la última puntilla a una ideología marxista, y todo su sueño del socialismo realmente existente, que parecía dar los últimos coletazos y quedaba reducida a un inmenso e inútil aparato burocrático. Por fin, el libre marcado, podía sentirse como el gran vencedor de una larga batalla en su lucha por recuperar lo que en realidad había sido su invento, o su propósito, las ideas de igualdad, justicia y bienestar para todos. No es cuestión el analizar las razones por las cuales la ideología liberal logró perder la bandera de los ideales anteriormente citados a manos de los revolucionarios socialistas, pero esa pérdida, podríamos decir, tuvo unas consecuencias que han dejado un marcado rastro en la historia reciente de la humanidad. Un idéntico análisis parece desprenderse de unas pasadas declaraciones del Papa Francisco en las que instaba a recuperar la bandera de los pobres que había quedado en manos de los “comunistas”:

Todo esto implica, casi sin querer, una lucha, en definitiva, una revolución, entendida como “un intento exitoso de transformar los principios y las prácticas rectores de una aspecto básico de la vida a través de un acto de movilización colectiva autoconsciente”1. Y aquí ya podemos atisbar un primer intento de marcar las distancias en cuanto al revolución “tradicional”. Para Ackerman, la revolución liberal no es una revolución total, pero no es que podamos distinguir entre revolución total y revolución parcial, sino que cualquier tipo de revolución que diga de llamarse “total” nunca es total, es decir, se encuentra sometida a “ciertas limitaciones fundamentales de la ambición transformadora”2. Este quizás sea uno de los reproches más importantes que se le puede hacer a Lenin -y me refiero dentro del plano estratégico, no ideológico-, en su teoría de la lucha de clases. Lenin obvió incluir al Estado, y su burocracia, dentro de la propia lucha de clases, como una clase más a tener en cuenta. Este hecho, esta limitación obviada, dejo expedito el camino a la burocratización enfermiza de la revolución.

Por tanto, en este ámbito de la lucha de clases, no es casual que la relación de los liberales, y no sólo los liberales, con el Estado sea, en rigor, algo complejo. Como dice Ackerman refiriéndose a los liberales:
Por una parte, tienen que usar el poder centralizado de un modo creativo para garantizar a cada ciudadano una parte equitativa de los recursos básicos -salud, riqueza, educación- para su respectiva búsqueda de sentido. Por otra parte, aceptan el principio de gobierno limitado3.

Pero, no se debe obviar que, toda esa complejidad, debe sustentase sobre unos ideales básicos, que para Ackerman pasan por la libertad sin dominación de las personas, la justicia y el libre mercado. Estos serían las tres dimensiones en las que debe sustentarse cualquier Estado que se digne en llamarse liberal. En cierto modo podríamos apuntar que cada una de estas dimensiones representan un tipo de condiciones situadas en niveles distintos pero fuertemente relacionados. Por tanto, estas tres esferas, aunque mantendrían sus propias legalidades, relativas al orden en el que se desarrollan, se conformarían en mutua interdependencia. El libre mercado haría referencia a las condiciones materiales en las que cualquier individuo se enfrenta en la vida cotidiana, la libertad sin condiciones haría referencia a las condiciones subjetivas en las que se encuentra el propio individuo, y finalmente, la justicia haría referencia a las condiciones ideales, objetivas, en las que los sujetos desarrollan su quehacer. Es por ello que para Ackerman “el reto para Estado activista liberal consista en lograr las condiciones estructurales para un mercado legítimo, y no destruir la libertad genuina que el mercado hace posible”4, lo que se concretaría a través de “un conjunto limitado de intervenciones estatales estratégicas que aseguren la igualdad inicial”5. Pero todo esto, ciertamente, no es una tarea fácil, ¡y bien que la experiencia de estos dos últimos siglos nos lo ha enseñado! 

(...)
 
1Ackerman, Bruce, El futuro de la revolución liberal, Barcelona: Ariel, 1995. Pág. 12.
2Ibíd. Pág. 12.
3Ibíd. Pág. 28.
4Ibíd. Pág. 16.
5Ibíd. Pág. 29.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Teoría Estética de Adorno

En las reflexiones sobre estética de Theodor Wiesengrund Adorno la música ocupa un lugar fundamental. En cierto modo, y utilizando terminología hegeliana, su vida fue una continua disputa dialéctica entre las dos disciplinas que trabajó y dominó, la filosofía y la música, y a las que en ningún momento renunció a lo largo de toda su vida. Es así como en su pensamiento encontramos numerosas y valiosas reflexiones sobre la música que nos hacen suponer que ésta se halla en el centro de sus pensamientos y sobre cuya estructura parece haber elaborado su teoría estética general. En concreto, en atención a la música, escribió numerosos ensayos que culminaron en su síntesis teórica: Teoría Estética 1 , publicada incompleta y póstumamente en 1970. La Teoría Estética es una reflexión sobre la propia estética como disciplina y en la que Adorno se plantea la posibilidad de salvarla de la precaria situación en la que se encuentra en una época concreta, la de las vanguardias históricas, los mass-medi

La idea de la cultura de Terry Eagleton

En la actualidad, el sentido de cultura post-moderna está muy unido a las políticas de identidad que se están desarrollando en los últimos tiempos, sobre todo por parte de la izquierda. Así, cuando hablamos de las diferentes culturas lo primero que nos asalta son los diferentes movimientos étnicos, sexuales, en definitiva, los movimientos que concuerdan con las minorías sociales de nuestra sociedad avanzada occidental. Eagleton, en su La Idea de la Cultura, trata de sacar a la luz las numerosas aporías y contradicciones que nos asaltan en la vida real en relación a esta política de identidad tan de moda. El eje central de la obra es el de elaborar un concepto de Cultura lo suficientemente universal sin que por ello disipe o anule las diferentes particularidades de cada individuo, o sea, sus identidades. Pero, ¿cómo entiende la cultura la post-modernidad? Según Eagleton el concepto que maneja el pensamiento post-moderno es un concepto local y bastante limitado. No habla de una cultura

Apuntes sobre Bruno y el universo infinito... 0

PRELUDIO El universo de Copérnico era esférico y no menos finito que el de Ptolomeo y el de Tycho. Pero era inmensamente más grande, y sólo por esta razón invitaba a una renovación de las especulaciones sobre la infinitud cósmica. [1] Modelo del universo copernicano Sin duda, las innovaciones de Copérnico (1473-1543) trajeron una serie de consecuencias que ni él mismo pudo predecir.   Una de ellas, que venía de la mano de no considerar a la tierra como centro del universo, fue la de tener que alejar considerablemente la esfera de las estrellas fijas. Aunque el universo de Copérnico seguía siendo finito, no había duda que había sufrido una considerable expansión: el universo de Copérnico era por lo menos 2000 veces mayor que el medieval. Pero, si bien es importante este crecimiento de universo, más aún es que, como dice Koyré, Copérnico eliminó una de las objeciones científicas más valiosas en contra de la infinitud del Universo, como es la que se basa en el hecho empírico y