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En torno a... "La Agonía del Cristianismo" de Miguel de Unamuno... 1


1. Prolegómenos
Hoy en día el título de un libro como “La agonía del cristianismo” nos puede llevar a pensar que el cristianismo, como confesión, está perdiendo, poco a poco, su legitimidad como faro a través del cual la persona se guía en su vida ética y moral. Cierto es. Asistimos en nuestro mundo “culto” occidental a un proceso cada vez más exacerbado de secularización basado en la pura exaltación de la razón. La fe, tan importante otrora, queda relegada a los ambientes privados, yo diría domésticos, disgregada en las tareas específicas de cada uno de los individuos, lo que conlleva aparejado la pérdida de ese carácter universal que abrigaba a toda una comunidad, la que sea. En este sentido, la agonía está relacionada con la cercanía de la muerte, con esa lucha que se libra en los últimos días cuando ya parece estar todo perdido, y el título de este libro nos hablaría de los últimos coletazos del cristianismo como confesión.
Pero es necesario darle una mayor amplitud a esa agonía. La agonía se referirá a todo proceso de lucha que no conlleva, evidentemente, la proximidad de la muerte. Ciertamente, se gana o se pierde, pero eso no acarrea la muerte, más aún, es una síntoma claro de la propia vida. Y es este sentido más amplio el que asume Unamuno. Pero más que agonía del cristianismo, de lo que trata es de la agonía del cristiano, de ese sujeto que encarna la contradicción, la misma que nos vino a mostrar Cristo en la cruz, y bien hace el propio Don Miguel al aportar el motivo de esa perspectiva: “en el orden religioso, y sobre todo en el orden de la religión cristiana, no cabe tratar de los grandes intereses generales, religiosos, eternos, universales, sin darles un carácter personal, yo diría más bien individual”1.


Y para lo que venimos tratando últimamente en este humilde blog, descubrimos en Unamuno la importancia del sujeto, del yo como encarnación de la lucha, de la agonía del hombre. Y como hemos dicho, es pieza fundamental la figura de Cristo: “Y el Cristo vino a traernos agonía, lucha y no paz”2. Pero, ¿en qué sentido debemos entender esa lucha? Ciertamente, en sentido ontológico. Es una lucha que se da en el interior mismo del sujeto, también del propio cuerpo social, entendido como unidad. Lo que mantiene unido a ese sujeto, es decir, lo que le brinda la unidad, la identidad, es precisamente la lucha. Y lo mismo cabe decir del cuerpo social. Cristo, por tanto, viene a reflejar esa lucha, esa agonía. Cristo, ese Dios hecho carne, vino a reflejar la esencia del propio hombre, y por eso murió por todos nosotros.
En este sentido, el Cristianismo no es nunca una doctrina, nunca una ideología, y por eso “la cristiandad” no hace referencia a la cualidad de ser cristiano, sino a la capacidad de ser un cristo, de ser una persona agónica, de asumir esa lucha, como Cristo: “la cristiandad fue el culto a un Dios hombre, que nace, padece, agoniza, muere y resucita de entre los muertos para transmitir su agonía a sus creyentes”3.
1Unamuno, Miguel (de), La agonía del cristianismo, Madrid: Alianza, 1992, p. 25.
2Ibíd. p. 29.
3Ibíd. p. 35.

Comentarios

analove ha dicho que…
Muchas gracias al blog por todos las reflexiones que nos brindan, me parece genial que siempre podamos orar y amar a Dios, pedirle por nuestra familia y nuestros amigos cercanos.
rafaballes ha dicho que…
Gracias analove… y bienvenida.

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